No cabe duda de que Naucalpan es sorprendente. Cuando uno cree que ha visto todo o mucho, descubre que no es así con sólo transitar por alguna de sus calles, viejas o nuevas, o por sus caminos de terracería. Siempre, a la vuelta de cualquier esquina, nos espera una sorpresa que parece salir de la nada.
De hecho así nos pasó cuando, siguiendo un interés personal, salimos a recorrerla; industrial y urbanizada, no pensé que allí se encontrarían sitios magníficos y elocuentes, sencillos en su arquitectura, y de mucha religiosidad. La grandeza está en los detalles y en su gente que analizaremos de manera particular en posteriores entregas; pero que enunciamos de manera sucinta.
•Santiago Tepatlaxco
•San Francisco Chimalpa
•San Antonio Zomeyucan
•San Francisco Cuautlalpan
•San Miguel Tecamachalco
•San Bartolomé Naucalpan centro
Las capillas de panteón funcionaron como un espacio para la evangelización de los indios y al mismo tiempo propició la integración de la sociedad indígena a la hegemonía de la corona hispana. En sus instalaciones los frailes Franciscanos enseñaron a los indígenas las nuevas formas de convivencia social, política y económica que se estaban imponiendo en las ruinas del colapsado mundo indígena. El simbolismo cristiano de las ermitas, su propia arquitectura, las imágenes religiosas, sus atrios, los panteones adosados y en algunos casos los huertos, pusieron en contacto a los indígenas con la nueva religión cristiana. La pinturas, el mobiliario, los útiles del templo, y toda su simbología representada por números, figuras geométricas y huestes divinas tuvieron la finalidad de plantar en las conciencias indígenas un modelo de conducta cristiana aceptable para los frailes y para la autoridad colonial. Las manifestaciones artístico-religiosas, las procesiones, las danzas y la música utilizada para la liturgia fueron auspiciadas por la iglesia y sirvieron para complementar la conquista espiritual del indígena, conquista que aseguró y facilitó el sojuzgamiento del indio dentro de un contexto socio-religioso sui generis colonial que también da origen a lo “novohispano” que además de ser un valioso legado cultural, gráfico y simbólico, vuelve inevitable pensar en las capillas como un gran lienzo donde cada componente está dispuesto para un mensaje preciso.
Tal mensaje puede no ser del todo claro a primera vista. En ese sentido, la semiótica considera que cada elemento tiene un significado y a través de su estudio (analizando ubicación, componente y grupo que lo generó), aquel significado es accesible.
Durante nuestro recorrido nos pareció que las capillas de panteón o ermitas de Naucalpan brindan los materiales necesarios para llegar a una propuesta de lectura lo más cercana posible al mensaje original. Aunque el mensaje evangelizador es lo más notorio, podemos pensar que el mensaje indígena quedaría de trasfondo.
Sin caer en la obviedad, la semiótica permite ubicar aquellos posibles elementos gráficos precolombinos, analizar los componentes que se conservan y elaborar una propuesta de lectura. En este punto nacen nuevas inquietudes y la necesidad de profundizar en el conocimiento de cada una de ellas y su comunidad.
¿Has visitado estas capillas?
¿Qué opinas?
¿Algunos detalles pudieran representar ideas concretas prehispánicas?
¿Qué tipo de ideas son?
Comentanos tu experiencia o platiquemos en el atrio de alguna de ellas, visitemos el panteón, rodeados de nuestra valiosa historia y cultura naucalpense. Ese Naucalpan oculto, casi inVISIBLE.
Si tienes imágenes de las capillas naucalpenses del siglo XVI, nos gustaría conocerlas y compartirlas para su difusión e incluirlas en la reseña individual de cada una.
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